Sobrevivir y vivir

Sobrevivir y vivir (un homenaje a la revista de Grothendieck)

jueves, 3 de diciembre de 2015

Para entender la cumbre del cambio climático

COP21: 6 preguntas para entender por qué es tan importante la cumbre del cambio climático en París


Los líderes mundiales se encuentran en una París todavía golpeada por los ataques del pasado 13 de noviembre para intentar avanzar en la lucha contra el cambio climático.
Les ofrecemos una guía rápida para conocer en qué consiste esta cumbre.

¿Para qué es la conferencia?

Al grano, los gobiernos del mundo ya se comprometieron a recortar las actividades humanas que liberan gases de efecto invernadero, como la quema de combustibles fósiles.
Pero esa no es la solución al problema.
La dificultad está en conseguir que 195 países acuerden cómo lidiar con el asunto del cambio climático.
Cada año, desde 1992, se celebra la conferencia de las partes con los negociadores tratando de componer un plan práctico.
Este año, en París, es la última oportunidad para este proceso. Los negociadores dispusieron en 2011 que el acuerdo definitivo debía adoptarse antes del fin de 2015.

Cambio climático

1 ºC
de incremento de temperatura desde 1850.
  • 2 ºC se considera el límite de un calentamiento global demasiado peligroso.
  • 30% han subido los niveles de CO2 desde la Revolución Industrial.
  • 4% ha retrocedido la cantidad de hielo en el Ártico.
  • 9 de 10 de los años más cálidos registrados han ocurrido desde el año 2000.
Los críticos dicen que el problema del cambio climático no será tan urgente cuando se toman 20 años para acordar una solución.
Pero los defensores de las cumbres argumentan que tomarse tanto tiempo es necesario porque las decisiones se adoptan por consenso en el sentido de que no hay nada acordado hasta que todo ha sido acordado.
Las partes creen que, a pesar de esta enorme limitación, es la mejor manera de garantizar un resultado justo: todos compartimos el planeta, así que todos deberíamos tener una voz con el mismo peso respecto a su futuro.

¿Por qué tiene un nombre tan extraño?

COP21 es la forma abreviada del inglés para la vigésimoprimera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Este larguísimo título fue creado en la cumbre celebrada en 1992 en la brasileña Río de Janeiro, donde por primera vez se reunieron los países preocupados por el cambio climático.
Allí se acordó una convención que entró en vigor en 1994 y que ha sido suscrita por 195 países.
Presidente chino
Image captionLos líderes mundiales acuden a la jornada inaugural para luego dar paso a los equipos negociadores de cada país.
La clave del acuerdo está en la "estabilización de los gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que evite la interferencia humana dañina en el sistema climático".

¿Quién asistirá?

Se espera que unas 40.000 personas de todo el mundo lleguen a la cumbre en las dos semanas que dura.
Una gran parte son delegados de los gobiernos, sobre todo funcionarios. Dependiendo del caso, van desde equipos de dos personas a varios cientos en el caso de los países más ricos.
Hay muchos lobistas y representantes de empresas, de la industria y la agricultura. También de grupos ambientalistas.
Los líderes políticos también se harán presentes, aunque sólo por un día. Su papel será dar discursos e impulsar el trabajo de sus negociadores hacia un compromiso efectivo.
Hidalgo, Hollande y Obama
Image captionEn cuanto llegó a París, el presidente de EE.UU., Barack Obama, fue al teatro Le Bataclan, donde rindió tributo a las víctimas de los ataques del 13 de noviembre.
Entre los representantes estatales destacan los ministros de Medio Ambiente, que también llegarán al final de las negociaciones para darle forma al acuerdo definitivo.

¿Qué esperan conseguir?

Piensa en todo lo que te rodea: el teléfono o computadora en que estás leyendo esto, lo que comes, la ropa que vistes…
Casi todo lo que ves, tocas o sientes ha sido cultivado, construido, transportado usando energía que viene de combustibles fósiles.
Han sido de enorme utilidad para el desarrollo de la humanidad, permitieron la industrialización, el desarrollo, sacar a millones de la pobreza.
Pero está bien documentado que el dióxido de carbono que se genera tiene un efecto invernadero; es decir, atrapa el calor en la superficie del planeta.
Según los científicos, es impredecible el impacto que tendrá en el clima el hecho de que la media de la temperatura de la Tierra supere 2 ºC la de los tiempos previos a la industrialización.
Torre Eiffel
Image captionLa conferencia sobre el cambio climático durará toda esta semana.
Y estamos ya a medio camino de ese peligroso punto.
Así que el propósito de París es trabajar una manera de limitar las emisiones de esos gases, mientras se permite que los países puedan seguir creciendo y se le ofrezca ayuda a los menos desarrollados y más afectados por la subida de las temperaturas.
¿Simple? Es probablemente el acuerdo de cooperación más ambicioso jamás planteado.

¿Cuáles son los puntos de desacuerdo?

El destino final es un mundo donde las temperaturas no suban más de 2 ºC por encima del nivel en que estaban entre 1850 y 1899.
Esa es la aspiración de largo plazo que ya se ha pactado.
Pero hay graves diferencias sobre cómo alcanzarlo. Los países en desarrollo dicen que quieren el derecho a seguir quemando petróleo y carbón hasta que terminen con la pobreza.
Image copyrightReuters
Image captionMiles de ciudadanos piden a las autoridades más acción contra el cambio climático en todo el mundo estos días.
Argumentan que ahora es su turno, pues los ricos han tenido acceso sin restricciones a los combustibles fósiles por dos siglos.
Así que el acuerdo de París requiere encontrar un balance entre la necesidad de recortar esos gases con el derecho a usarlos.
La cuestión de quién paga es también crucial.
¿Quién va a asumir el coste de la transición a las energías renovables para los países que no se lo pueden permitir?
¿Quién va a poner dinero para ayudar a los países pobres a adaptarse a la subida de los niveles del mar y a las sequías y olas de calor?
Image copyrightGetty
Image captionEl mundo estaba dividido entre países desarrollados y los que estaban en desarrollo, tomando como medida los ingresos del país.
¿Pueden los países que sufran el impacto del cambio climático en el futuro poner demandas legales contra los que consideren responsables?
Estas son algunas de las cuestiones más complicadas que están por responderse. Pero sobre todo está el asunto de la justicia.
Los países más ricos dicen que el mundo ha cambiado desde que se iniciaron las conferencias en 1992.
Entonces, el mundo estaba dividido entre países desarrollados y los que estaban en desarrollo, tomando como medida los ingresos del país.
Pero esta división ya no es necesariamente vigente, pues están las economías emergentes que pueden también arrimar el hombro en los crecientes costos del cambio climático en el futuro.

¿Servirá para algo?

La diferencia que puede hacer la cumbre es potencialmente enorme.
En los años 80, los científicos descubrieron el agujero en la capa de ozono y el acuerdo alcanzado en Montreal, Canadá, estableció la manera de atajar el problema.
Rápidamente, el mundo dejó de usar los destructivos gases que causaron el problema y en la actualidad el agujero se está cerrando.
Image copyrightAP
Image captionLa diferencia que puede hacer la cumbre es potencialmente enorme.
El cambio climático requiere un método similar, pero a una escala mucho mayor.
Un acuerdo ambicioso en París limitaría los gases de efecto invernadero y pondría al mundo en el camino hacia la reducción del impacto del cambio climático.
Pero la realidad de la política y las negociaciones hace que probablemente se trate de un acuerdo de compromiso.
Entonces, con el tiempo, los negociadores podrán fortalecer el acuerdo y hacerlo más ambicioso.
La esperanza no está perdida. Basta ver lo lejos que ha llegado la humanidad simplemente con la iteración y reiteración de las ideas hasta que se convierten en algo mejor.
Un ejemplo, los teléfonos inteligentes e internet.
Así que pese al potencial de fracaso y lo probable de un compromiso algo desordenado, un resultado en la cumbre de París, sea débil o robusto, es que va a estar en el corazón de todo lo que intentemos en el futuro.
Y ese será uno de los grandes logros de la humanidad.

miércoles, 1 de julio de 2015

Argentina el pais de Monsanto por Marie Monique Robin

Marie Monique Robin, Argentina el país de Monsanto

Marie Monique Robin: “Si existe un país en el que Monsanto haya podido hacer todo lo que le viniera en gana sin el menor obstáculo, ese es Argentina”


marie monique robin
Reconocida por sus investigaciones sobre el accionar de las multinacionales agrícolas, la periodista francesa Marie Monique Robin (1960) fue quien ha revelado los entretelones del agronegocio y denunciado a la corporación Monsanto, líder del mercado mundial de semillas transgénicas y agroquímicos, por ocultar y falsificar información relativa a los productos que comercializa. Robin es autora de numerosas investigaciones. Quizás, la más famosa de ellas sea “Le monde selon Monsanto” (El mundo según Monsanto), publicada en 2008 como libro y documental cinematográfico, traducida a dieciséis idiomas y difundida hasta en las regiones más recónditas de Africa. En ese trabajo, la periodista francesa dedicó un capítulo entero al caso de la Argentina, lo que la llevó a conocer diferentes provincias inundadas por el “oro verde” y constantemente fumigadas. La soja transgénica desembarcó en la Argentina en 1996. Fue el segundo país, después de los Estados Unidos, en autorizar su llegada, en un proceso plagado de irregularidades ya que se violaron procedimientos administrativos, se dejaron sin respuesta los cuestionamientos de instancias técnicas y no se realizaron los análisis especificados por distintos organismos. Ya durante la autorización se vio la mano de las multinacionales: el expediente administrativo estaba escrito en inglés y nunca se tradujo al castellano. Además, de sus ciento treinta y seis folios, ciento ocho pertenecían a informes presentados por Monsanto. “Si existe un país en el que la multinacional haya podido hacer todo lo que le viniera en gana sin el menor obstáculo, ese es Argentina”, sostuvo Marie Monique Robin en “El mundo según Monsanto”. Por entonces, dos medios periodísticos de circulación masiva fueron los principales impulsores mediáticos para conseguir el ingreso de la soja transgénica y el glifosato a la Argentina. En ellos se hablaba de la soja transgénica como “uno de los alimentos más completos” y propiciaban su “ingreso en nuestra cultura”. Tiempo después se conocieron los vínculos comerciales que existen entre esos diarios y Monsanto. Los casos de cáncer denunciados por investigadores independientes no tuvieron lugar en sus páginas y simultáneamente encararon una campaña para deslegitimar los estudios que advertían sobre los efectos del herbicida. Sucede que ambas empresas están asociadas en la organización de la feria anual Expoagro, donde se realizan jugosos negocios vinculados con el comercio de agroquímicos con la participación de las principales compañías del rubro. Hoy por hoy, y a pesar de los ingentes esfuerzos que hace el actual gobierno para diferenciarse del gobierno “neoliberal” de los años ’90, nada ha cambiado. Es más, el modelo se ha profundizado. Con la anuencia y venal complicidad del gobierno “nacional y popular”, Monsanto ha puesto en marcha proyectos tales como Max Solidario, Semillero de Futuro,Agricultura Certificada y Compromiso de Rendimiento Sustentable, programas de “responsabilidad social corporativa” mediante los cuales supuestamente promueve el desarrollo de “proyectos productivos que contribuyan a la sustentabilidad de comunidades rurales postergadas” a la vez que introdujo la tecnología RoundUp Ready -un herbicida a base de glifosato para el cultivo de maíz- y la tecnología BG/RR -para ser aplicada en el cultivo de algodón- entre otros. Marie Monique Robin también ha incursionado en otros temas igual de urticantes que también involucran a la Argentina. En “Voleurs d’yeux” (Ladrones de ojos) trató el problema del tráfico de órganos; y en “Escadrons de la mort. L’école française” (Escuadrones de la muerte. La escuela francesa) muestra los vínculos entre los servicios secretos franceses con sus homólogos de Argentina y Chile. Recientemente ha publicado una nueva investigación sobre la problemática de los transgénicos: “Notre poison quotidien” (El veneno nuestro de cada día), donde se ocupa de los químicos que contaminan la cadena alimentaria. Sobre esta nueva obra se explayó en la entrevista realizada por Manuel Alfieri para la edición el 4 de septiembre de 2012 del diario “Tiempo Argentino”.
¿Cuándo y cómo comenzó su interés por este tema?
Llevo más de veinticinco años trabajando como periodista, con un interés particular por la cuestión agrícola, porque mis padres son agricultores en Francia. Así fue que comencé a hacer un trabajo de investigación sobre la pérdida de biodiversidad en el mundo. Cuando fui a México me encontré con un escándalo tremendo: multinacionales que consiguen patentes de semillas. Dentro de esas empresas estaba Monsanto, que en aquella época ya tenía más de seiscientas patentes en plantas. Allí empecé a investigar a Monsanto y a ver el tema de las patentes, que para mí es central. La única razón por la que Monsanto hace transgénicos es porque hay patentes, y eso permite que pida regalías y tenga un monopolio del sistema. Controla toda la cadena alimentaria a través de este sistema, obligando a los agricultores a comprar cada año sus semillas.
En “El mundo según Monsanto” usted denunció el accionar de una de las empresas más poderosas del mundo. ¿Recibió presiones o amenazas?
Esa era mi preocupación. Pero pasó una cosa que para mí fue una protección tremenda: el increíble impacto del material publicado. Si no me pasó nada es porque todo está justificado con entrevistas y con documentos. Yo estaba en Canadá cuando salió el documental y una de las periodistas que me entrevistó me dijo que su mejor amiga era la directora de comunicación de Monsanto Canadá. “La empresa buscó en cada página cómo te podía hacer un juicio y no encontró nada”, me confesó. Por eso yo digo abiertamente que Monsanto es una empresa criminal.
¿Cuáles son los principales argumentos para sostener su denuncia?
Cuando una empresa sabe que un producto es muy tóxico, es decir, que va a contaminar el medio ambiente o va a enfermar a la gente, y de todas formas hace lo posible para mantenerlo en el mercado, entonces se trata de un comportamiento criminal. Por ejemplo, en el tema del Policloruro de bifenilo (PCB), prohibido en casi todo el mundo, Monsanto acumuló las pruebas y las escondió, sabiendo cuán altamente tóxicos eran los PCB. Por eso fueron condenados a pagar 700 millones de dólares de multa en los Estados Unidos. Fue por la tragedia de Anniston, en 2002, cuando la justicia comprobó que de tres mil quinientos demandantes de ese pueblo, el 15% presentaba niveles superiores a 20 ppm (partes por millón) de PCB en sangre, cuando lo aceptable es de 2 ppm.
Este tema forma parte también de su nuevo libro, “Nuestro veneno de cada día”.
Claro. Allí cuento la historia de campesinos que se reunieron para hacer una asociación de más de doscientos miembros. Muchos tienen enfermedades como Parkinson y cáncer. Son campesinos que manipulan tóxicos a diario. El presidente de esta asociación manipuló Lasso, un herbicida para el maíz de Monsanto, prohibido en la Unión Europea, y esto le provocó una intoxicación aguda. Cayó en coma y, después de recuperarse, se enfermó de Parkinson. La enfermedad se desarrolló muy rápidamente, el hombre sólo tiene cuarenta y ocho años. Fue a juicio y ganó. Monsanto fue reconocido como culpable de la enfermedad y se pudo demostrar que la empresa disimuló estudios y datos sobre el Lasso. Por eso hablo de comportamiento criminal: si no saben que tal tóxico contamina, está bien. Ahora, que lo sepan y lo oculten conscientemente es terrible.
¿Por qué los controles sobre este tipo de multinacionales resultan insuficientes?
Hay un problema central, que es el sistema de reglamentación de los productos tóxicos. Las empresas dicen que son productos probados y reglamentados. Todo eso es mentira: los estudios en que las instituciones gubernamentales se basan son hechos, entregados y pagados por las propias multinacionales. En general, los expertos de las agencias de reglamentación, que se supone que van a estudiar esos datos, tienen conflictos de intereses muy grandes, porque al mismo tiempo trabajan con multinacionales. Es lo que yo llamo “puertas giratorias”: funcionarios estatales que trabajan en organismos de control y luego lo hacen en las empresas, o al revés. Por otro lado, es un problema fundamental en la reglamentación de los agroquímicos la falta de transparencia y democracia. Los expertos se reúnen a puertas cerradas y ningún observador está autorizado a asistir a los debates. Los datos que van a estudiar son protegidos bajo el secreto comercial. Es una cosa increíble, porque es información toxicológica que tendría que ser pública porque afecta a millones de personas.
En ese contexto, ¿cree que puede existir la independencia científica para evaluar a los agroquímicos?
Es muy difícil. Los científicos tienen mucha presión y a veces pierden su empleo. Sé lo que pasó en la Argentina con el doctor Carrasco, los problemas que ha tenido a raíz de sus estudios sobre los terribles efectos en la salud humana del herbicida glifosato usado en los cultivos de soja transgénica o genéticamente modificada. Siempre es la misma historia. En mi último libro dedico tres capítulos a lo que se llama la “fábrica de la duda”. ¿Qué implica? Si, por ejemplo, un científico independiente publica un estudio enseñando la relación entre una exposición a un plaguicida y una enfermedad, la multinacional paga a un laboratorio que saca otro estudio diciendo lo contrario. Al final, llegan los dos estudios a la agencia de reglamentación y eso se demora años y años. Mientras tanto, el producto se sigue utilizando. Es algo perverso, criminal, porque hablamos de productos que en muchos casos dan cáncer.
Algunas empresas aseguran que los transgénicos son indispensables porque el crecimiento poblacional demanda mayor producción de alimentos.
Es mentira. Si en el mundo hay 1.000 millones de personas que sufren hambre es justamente a causa de este modelo que llevó a la concentración de la tierra, como se ve bien en la Argentina, donde miles de hectáreas están en manos de algunos grandes productores. Por otro lado, este sistema de producción de alto rendimiento es, en un 90%, para alimentar animales de países industriales y no para alimentar a la gente. Lo que vi en el mundo entero es que ahí donde existe este modelo de agricultura, hay pueblos acabados, porque saca del país a los pequeños campesinos, los despoja de la tierra. Con todo esto, están hambreando al mundo.
¿Y cuál considera que podría ser la alternativa?
Tenemos que volver a una agricultura familiar, sin dependencia del petróleo, con biodiversidad de cultivos, que dé la posibilidad a las familias de alimentarse primero y luego vender en los mercados locales. Sacar a la agricultura de los grandes mercados internacionales.
En esta coyuntura, ¿qué fue lo que más le impactó cuando visitó la Argentina?
Estuve en 2005 y recorrí Santiago del Estero, La Pampa, Formosa, entre otros lugares. En Santiago estaban desmontando de manera brutal, provocando inundaciones en Santa Fe. También vimos los problemas en la salud: fuimos a escuelas donde los chicos se habían enfermado porque fumigaban frente al establecimiento. Un desastre. Pero lo que más me sorprendió fue que nadie sabía nada. Nadie sabía qué era un transgénico. Nadie se había dado cuenta de que la sojización era un desastre planificado. Porque el día que no haya más mercado para la soja transgénica, ¿cómo recuperás el suelo?, ¿cómo recuperás a las familias de campesinos que fueron despojados de sus tierras? La soja lleva a la Argentina al hambre y a la dependencia total.
Muchos defensores del glifosato dicen que este agroquímico es tan dañino como “una aspirina”. ¿Qué les diría?
Que si dicen eso, hacen propaganda de Monsanto. Se sabe que el glifosato es un perturbador endócrino, ataca el sistema de reproducción de las mujeres y los hombres. Da cáncer, los científicos lo explican. Es un veneno muy poderoso. En Europa acaba de salir una queja contra Monsanto para revisar la autorización del glifosato RoundUp, porque se escondieron algunos productos muy tóxicos que están dentro del formulado y que nunca fueron informados ni publicados. Estoy segura de que dentro de algunos años el glifosato va a ser prohibido. ¿Pero después de cuántos muertos y de cuánta contaminación? Es una bomba sanitaria.
Publicado por 

sábado, 11 de abril de 2015

Pronunciamiento sobre agrotóxicos y salud

RENACE INFORMA
RED NACIONAL DE ACCION ECOLOGISTA de la Argentina
10 de abril 2015
 
REENVIAMOS
 
PRONUNCIAMIENTO SOBRE AGROTÓXICOS Y SALUD
JORNADA HOSPITAL DE PEDIATRÍA GARRAHAN
BUENOS AIRES
 
Declaración post Jornada sobre  Salud- Agrotóxicos-Daño Genético
del 9 de abril 2015
 
 
La OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró hace apenas unos días al glifosato como “probable carcinogénico para el ser humano”.
Siendo este producto el más utilizado para la agricultura intensiva en el país y derramado por millones de litros sobre personas y medio ambiente,  esta declaración que llega con demasiados años de demora y tibiamente, viene al menos a ratificar lo que afectados directos y profesionales de la salud del interior del país vienen observando y denunciando hace ya años sin ser escuchados por autoridad alguna.
A dos semanas del anuncio, resulta vergonzoso el silencio cómplice de responsables políticos y medios de comunicación que callan el delito que significa estar derramando millones de litros de una  sustancia (por mencionar solo el glifosato) “probablemente” carcinogénica, de manera impune al medio ambiente, incluidos los seres humanos.
En ocasión de haber participado de una nueva actividad en el Hospital Garrahan, convocada por la Junta Interna de ATE, sobre el daño que el modelo productivo en base a la masiva utilización de tóxicos, viene provocando en ambiente y salud, en carácter tanto de expositores, como convocantes y asistentes comunicamos que:
 
*Nos solidarizamos con los afectados directos de las fumigaciones que, tanto por aire, tierra, agua o piel reciben el impacto de los fuertes productos tóxicos utilizados.
 
*Llamamos a los profesionales de la salud a realizar acciones en función de la responsabilidad que nos compete en función de preservar la salud -no solo ante la pérdida de la misma- y comenzar a considerar la severa agresión tóxica a que están siendo sometidos de manera periódica y sistemática los habitantes, como posible causa de enfermedad.
 
*A casi dos décadas de instalado un modelo productivo tóxico, se torna imprescindible contar en hospitales públicos  de manera gratuita, con laboratorios aptos para realizar dosajes de los venenos/tóxicos que, sin duda alguna,  los pacientes portan en sus cuerpos y que puedan estar ocasionándole serios trastornos a su salud.
*Se torna indispensable la aplicación del Principio Precautorio que priorice el Cuidado de la Salud y el Medio ambiente, por sobre la rentabilidad  y se prohíba el uso de sustancias –no solo glifosato- que puedan poner en riesgo o amenace cualquier forma de vida.
 
*Urge tomar medidas tendientes a salir del modelo agrotóxico y fomentar la agricultura en función de la Soberanía Alimentaria, entendiendo esta como el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sustentable y ecológica, y el derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo.
 
*Hacemos responsables a las autoridades políticas que  promueven y profundizan un modelo extractivo basado en la obtención de una mayor rentabilidad –soja y demás cultivos intensivos- minería a cielo abierto o  fracking,  de las consecuencias graves que los mismos ocasionan, como daños ambientales (desmontes, inundaciones) desplazamiento y destierro de pueblos originarios o daños irreparables en la salud tanto de manera aguda o crónica.

“las consecuencias que producen las fumigaciones con agroquímicos sobre la salud y la vida de las personas expuestas involuntariamente poseen la suficiente entidad como para ser calificadas como crímenes de lesa humanidad”.
(Adolfo Pérez Esquivel-Premio Nobel de la Paz)
 

sábado, 3 de enero de 2015

Negación del cambio climático

La industria de la cortina de humo de la duda

Amy Goodman, con la colaboración de Denis Moynihan
Hace poco más de 50 años, el entonces Director General de Salud Pública de Estados Unidos, Luther Terry, hacía público el revolucionario informe “Tabaco y salud”. El informe concluía: “Fumar cigarrillos es un riesgo de salud de suficiente importancia en Estados Unidos como para ordenar la aplicación de medidas restrictivas oportunas”. Tras la publicación del informe, la industria tabacalera intensificó la campaña para defender el cigarrillo, por medio de la financiación de institutos de investigación fraudulentos y pseudociencia. Actualmente, se está desatando una guerra similar contra la verdad, esta vez por parte de la industria de los combustibles fósiles, con el objetivo de desacreditar a la ciencia del cambio climático.
“Nuestro negocio es la duda”, afirma un memorando de 1969 de la tabacalera Brown and Williamson, “ya que es la mejor forma de competir con el ‘conjunto de hechos’ que tiene en la mente la población”. Brown and Williamson era parte del grupo de gigantes tabacaleras –conocido como “Big Tobacco” en Estados Unidos– junto con Philip Morris USA, R.J. Reynolds, Lorillard Tobacco Company, U.S. Tobacco, Liggett Group y American Tobacco. En 1994 los directores ejecutivos de estas siete empresas mintieron ante el Congreso, declarando que la nicotina no era adictiva, aún cuando una investigación secreta realizada por sus corporaciones había demostrado lo contrario. La imagen de los siete ejecutivos con la mano derecha en alto, jurando decir la verdad, se volvió el ícono de una industria engañosa y letal.
A mediados de la década de 1990, algunos estados comenzaron a demandar a las tabacaleras para recuperar los miles de millones de dólares que se estaban gastando para tratar las enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Para noviembre de 1998 los casos se habían resuelto en el marco del “Acuerdo Transaccional Principal” del tabaco, por el que las empresas se comprometieron a pagar a los estados 206.000 millones de dólares a lo largo de 25 años. También acordaron dejar de realizar campañas publicitarias de cigarrillos destinadas a los niños. Gran parte del dinero del acuerdo se ha invertido en educar a la población, especialmente a los niños, sobre los riesgos de vida que conlleva fumar.
En 1999, el gobierno federal presentó una demanda contra las gigantes tabacaleras bajo la Ley de Organizaciones Corruptas e Influenciadas por el Crimen Organizado (RICO, por su sigla en inglés). El Departamento de Justicia alegó que “los acusados han participado y realizado, y lo siguen haciendo, de una gran conspiración de 50 años para defraudar a la población, sobre todo a los consumidores de cigarrillos”. A pesar de estas pérdidas jurídicas locales, estas grandes tabacaleras aún prosperan a nivel mundial, gracias a mecanismos como la Organización Mundial del Comercio, que usan para frustrar las medidas antitabaco en otros países por ser impedimentos para el “libre comercio”. Y todavía están investigando formas de generar nuevos adictos a la nicotina, recientemente con los cigarrillos electrónicos.
Hoy en día, la industria de los combustibles fósiles ha sembrado una cortina de humo de duda, al igual que las gigantes tabacaleras. Greenpeace Estados Unidos publicó un informe en 2013, “Dealing in Doubt” (Comerciando con la duda, en español), que traza la historia de la industria de la refutación del cambio climático, con sus participantes clave y sus financiadores. Curiosamente, hay una relación directa entre las grandes tabacaleras y los desacreditadores del cambio climático. Muchos de los más antiguos detractores de la ciencia sobre el cambio climático comenzaron como voceros en favor de las grandes tabacaleras, argumentando en contra de los riesgos planteados por el humo de segunda mano.
Estos “escépticos” del cambio climático se encuentran diseminados en varios de los autodenominados “think tanks” del libre mercado, tales como Americans for Prosperity, Cato Institute, American Petroleum Institute, Competitive Enterprise Institute y Heartland Institute. Guiados por las empresas globales de relaciones públicas como Hill and Knowlton, estas instituciones organizan campañas mediáticas para rebatir informes respetados sobre el cambio climático, con poco o ningún respaldo científico que respalde sus afirmaciones. Si bien las gigantes de los combustibles fósiles como ExxonMobil tradicionalmente financian a estos refutadores profesionales, la publicidad negativa ha conducido a los patrocinadores a refugiarse en las sombras. Por ejemplo, los hermanos Koch –Charles y David– que obtienen sus miles de millones de dólares a partir de la industria de los combustibles fósiles y financian agresivamente las acciones para bloquear su regulación, además de financiar directamente a estos grupos e instituciones, también realizan donaciones encubiertas. Ellos y otros más hacen contribuciones caritativas a una organización sin fines de lucro llamada “Donors Trust” y a otra organización asociada, “Donors Capital Fund”, que a su vez hacen llegar los fondos a las instituciones que se encargan de desmentir el cambio climático, otorgando el anonimato a los donantes originales.
Los Koch y otros actores de la industria de los combustibles fósiles también invierten dinero en las elecciones estadounidenses, y esa es una de las razones por las que el Senado de Estados Unidos pasó a tener mayoría republicana tras las elecciones del pasado mes de noviembre. En consecuencia, una comisión clave del Senado que trata directamente el tema del cambio climático ahora estará presidida por el senador republicano de Oklahoma James Inhofe. Este senador sostiene que el cambio climático inducido por la humanidad es un mito y ha comparado a la Agencia de Protección Ambiental con la Gestapo.
Al igual que los impactos del tabaco sobre la salud, la ciencia del cambio climático es sólida. Cerca de 2.000 científicos que participan del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas han generado una gran cantidad de investigaciones que documentan la grave amenaza que significa para el clima la tasa actual de emisiones de carbono generadas por la humanidad. Los líderes mundiales se reunirán en París el próximo mes de diciembre, con la esperanza de que se comprometan a un acuerdo vinculante que reduzca las emisiones y limite el aumento de la temperatura media mundial a dos grados Celsius.
La industria de la negación del cambio climático seguirá trabajando a toda máquina para hacer fracasar cualquier progreso, haciendo uso de su principal estrategia de marketing: sembrar la duda. En el pasado, el objetivo de los refutadores profesionales era generar una cortina de humo para las gigantes tabacaleras. Ahora hacen eso mismo para la industria del petróleo y el carbón. Esta vez, las consecuencias de su mentira profesional sobre el clima podría fácilmente causar muertes y desastres para los miles de millones de personas que estamos aquí en el planeta Tierra.

© 2015 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

jueves, 20 de noviembre de 2014

LA CONTAMINACIÓN DEL AIRE

Imagen: Rodolfo Clix
La contaminación del aire provoca cáncer de pulmón. Así de claro lo tiene la Organización Mundial de la Salud (OMS), que publicaba en fechas recientes un informe con "pruebas suficientes" para afirmarlo. Otros estudios, e instituciones como la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), se posicionan de forma similar sobre la importancia del problema y la necesidad de combatirlo para evitar miles de muertos, pérdidas millonarias y daños a los entornos naturales. Este artículo aborda que la contaminación del aíre causa cáncer según la OMS y explica por qué Europa debería ser más exigente con la polución y cómo se pueden reducir sus efectos.

OMS: la contaminación del aire causa cáncer

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) es una división de la OMS responsable de revisar las sustancias que causan dicha enfermedad y en qué medida lo hacen. Sus responsables han incluido recientemente la contaminación del aire en el Grupo 1 de su escala, el nivel más alto reservado a las sustancias sobre las que hay certeza científica de que son cancerígenas. Se trata de la primera vez que esta institución estudia y clasifica la contaminación en general.
La contaminación causó en 2010 un total de 223.000 muertes por cáncer de pulmón a nivel mundial, según la OMS
La IARC publicaba hace poco en la revista científica 'The Lancet Oncology' un estudio monográfico sobre la contaminación del aire y sus efectos cancerígenos. El trabajo, que revisa más de mil artículos científicos, afirma que en 2010 la contaminación causó 223.000 muertes por cáncer de pulmón a nivel mundial.
Los expertos de esta división de la OMS aseguran que las conclusiones son válidas para todas las regiones del mundo, aunque reconocen que la composición y los niveles varían "radicalmente" entre unas zonas y otras. La IARC, además de afirmar que hay "pruebas suficientes" de que la contaminación provoca cáncer de pulmón, también sostiene que hay una "asociación positiva" con un mayor riesgo de sufrir cáncer de vejiga.
Piedad Martín-Olmedo, profesora de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), recuerda que la OMS cifra el impacto de la contaminación atmosférica en más de dos millones de defunciones prematuras al año. Según esta experta, que ha participado en un innovador estudio europeo sobre este problema, la exposición más importante y extensa se produce en las ciudades con una población superior a 50.000 habitantes.
Las emisiones contaminantes más relevantes son, detalla Martín-Olmedo, el tráfico rodado (hasta en un 75%), las emisiones de calefacciones y cocinas, actividades como la construcción y demolición y, de forma más puntual y localizadas, emisiones de buques, actividades portuarias o de aeropuertos, entre otras.
El estudio de la IARC no es el único de carácter científico que alerta sobre los riesgos de respirar un aire sin la calidad suficiente. En agosto, la revista 'The Lancet Oncology' una vez más publicaba un amplio estudio europeo que concluía que la contaminación atmosférica a largo plazo también puede provocar adenocarcinoma pulmonar. Sus autores proponían también incluir la polución atmosférica entre las causas del cáncer de pulmón.

Europa debería ser más exigente con la contaminación

La Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) ha publicado diversos estudios sobre contaminación del aire con una de cal y otra de arena para los Estados miembros de la Unión Europea (UE). Sus responsables reconocen las mejoras de los últimos años, pero destacan la necesidad de mayores esfuerzos. La AEMA calcula que la contaminación atmosférica reduce la esperanza de vida humana en unos dos años en las ciudades y regiones más contaminadas y provoca daños de cientos de millones de euros.
Los expertos de la AEMA subrayan que los límites legales de emisiones contaminantes en la UE son menos exigentes que los recomendados por la OMS. La Directiva comunitaria en materia de contaminación del aire es de 2001, y se marcaba unos objetivos para 2010. Aunque, en líneas generales, la UE parece haber cumplido varios de ellos, la AEMA recomienda incorporar los últimos descubrimientos científicos.
La Comisión Europea (CE) revisa en la actualidad la política de la UE en materia de calidad del aire. Entre otras iniciativas, debería proponer una revisión de la directiva antes de que acabe 2013 en la que se deberían fijar nuevos objetivos para 2020.

Contaminación del aire: cómo reducir sus efectos

Los expertos en contaminación del aire señalan varias medidas necesarias para evitar o al menos reducir sus efectos:
  • Utilizar el coche lo menos posible, ya que es su principal causante. La promoción del transporte público o de hábitos de vida más sostenibles, así como la apuesta por tecnologías limpias, son necesarias.
  • Realizar más estudios científicos para conocer el origen y alcance real de las emisiones contaminantes, y establecer límites legales obligatorios acordes a los mismos.
  • Ofrecer información actualizada, comprensible y de calidad a los ciudadanos sobre las emisiones contaminantes.
  • Evitar respirar en lo posible el aire de las zonas más contaminadas. Hacer deporte al lado de calles con mucho tráfico puede ser más dañino que beneficioso.

domingo, 21 de septiembre de 2014

La crisis climática

Una semana por el clima que podría cambiarlo todo

Democracy Now!


La crisis climática está empeorando más rápido de lo esperado, según todas las previsiones científicas, y ocurre en paralelo a otra crisis: la del fracaso de las negociaciones sobre cambio climático de las Naciones Unidas. “Han estado negociando durante toda mi vida”, afirmó la joven activista Anjali Appadurai en la conferencia sobre cambio climático de la ONU en Durban, Sudáfrica, en 2011. Las negociaciones sobre cambio climático han estado estancadas debido a que varios países, especialmente el Estados Unidos presidido por Obama, están bloqueando el avance y ponen sus intereses nacionales por encima de los del planeta, que continúa calentándose a un ritmo posiblemente irreversible.
Anjali Appadurai, que fue designada portavoz de los jóvenes en la conferencia de Durban, afirmó ante los negociadores enviados por cada país: “Hablo en nombre de más de la mitad de la población del mundo. Somos la mayoría silenciosa. Nos dieron un espacio en este foro, pero nuestros intereses no están representados aquí. ¿Qué hace falta para participar en este juego? ¿Tener lobistas? ¿Tener el poder de influencia que tienen las empresas? ¿Tener dinero?”.
A tres años de esa conferencia, la Organización de las Naciones Unidas realizará una cumbre especial sobre el cambio climático el 23 de septiembre en la ciudad de Nueva York, a la que se prevé que asistirán más de cien líderes mundiales. A diferencia de las negociaciones formales sobre el cambio climático de las Naciones Unidas, la finalidad de esta cumbre no vinculante, según la ONU , es: “Reunir voluntades políticas y movilizar la acción para generar las condiciones necesarias para alcanzar un resultado exitoso en las negociaciones”. Tras veinte años, los funcionarios de las Naciones Unidas aparentemente se dieron cuenta de que, si se dejan las negociaciones en manos de los sospechosos de siempre, es decir, de los gobiernos y las empresas, jamás se logrará un acuerdo legalmente vinculante sobre el cambio climático, previsto para la cumbre que se celebrará en París en diciembre de 2015. Ahora se considera que la movilización popular es un elemento fundamental para el éxito.
Los activistas defensores del medio ambiente protestaron indignados en la cumbre sobre el cambio climático celebrada en Copenhague en 2009, cuando el Presidente Obama hizo fracasar las negociaciones de la ONU al mantener reuniones a puertas cerradas con los países más contaminadores del planeta. En aquel entonces, la ONU respondió expulsando a los activistas. Las negociaciones sobre el cambio climático de la ONU se realizan en diferentes partes del mundo, pero siempre dentro de establecimientos con máxima seguridad, lejos de la gente que sufre los efectos directos del cambio climático y lejos de los activistas por la justicia climática que se reúnen en las cumbres con la esperanza de presionar a los negociadores para que logren un acuerdo antes de que sea demasiado tarde.
Apenas días antes de la cumbre sobre el clima de la semana próxima, a la que solamente se puede asistir con invitación expresa de Ban Ki-moon, una amplia coalición realizará la Marcha de los Pueblos por el Clima. Se prevé que será la mayor marcha contra el cambio climático en la historia. Personas proveninentes de los más variados ámbitos sociales se reunirán en el lado oeste del Central Park, en Nueva York, el domingo 21 de septiembre. Los organizadores esperan una participación de más de 100.000 personas y se confirmó la asistencia de más de 1.200 bandas musicales.
La gente marchará en “bloques”. Al frente de la marcha estará el bloque “Frontlines of Crisis, Forefront of Change” (Primera línea de la crisis, vanguardia del cambio) que incluirá a representantes de pueblos indígenas y de otras comunidades que han sido directamente afectadas por la extracción de combustibles fósiles y los efectos del cambio climático. Los sindicatos de trabajadores y los estudiantes marcharán bajo el eslogan “Podemos construir el futuro”, seguidos de los grupos a favor de la energía alternativa, los alimentos sustentables y el agua, que marcharán bajo el lema “Tenemos soluciones”. El bloque “Sabemos quiénes son los responsables” se centrará en denunciar a las empresas de combustibles fósiles, a los bancos y a otros contaminadores. Los científicos y los activistas de diferentes religiones formarán el grupo “El debate se terminó”. Y, por último, marchará el bloque “Para cambiarlo todo, necesitamos de todos”, que agrupará al resto de las personas.
Uno de los principales organizadores de la Marcha de los Pueblos por el Clima es Bill McKibben, fundador de 350.org, una organización que combate el cambio climático y cuyo nombre proviene de las 350 partes por millón, que según los científicos es la máxima concentración de dióxido de carbono que debe haber en la atmósfera para tener un planeta seguro y sustentable. McKibben afirma: “En este momento, a excepción de un pequeño simulacro en Times Square, realmente no hay mucho más que pueda hacer la comunidad científica para advertirnos. Nuestros sistemas de advertencia temprana han funcionado, la alarma sonó. Todos nuestros satélites y sensores y súper computadoras han producido la información que necesitamos saber. La pregunta es: ¿haremos algo al respecto? Y la respuesta hasta ahora ha sido ‘no’. Ha sido ‘no’ en el Congreso de Estados Unidos, que, sin duda, no ha avanzado nada en este tema. Y no hay esperanzas de que se logren los dos tercios de votos necesarios para ratificar un tratado en el Senado. Esa es la dificultad en este momento en las negociaciones internacionales. La única forma en la que lograremos el cambio aquí o en cualquier otro lado es mediante la construcción de un gran movimiento. Es por eso que el 21 de septiembre en Nueva York, este evento que está siendo coordinado por todos estos grupos, es un día tan importante”.
El fin de semana, el Seminario Teológico de la Unión realizará una conferencia con miembros del clero del mundo entero, para hablar sobre las cuestiones morales planteadas por el calentamiento global provocado por el hombre. El lunes, al día siguiente de la gran marcha, grupos independientes planean “inundar” Wall Street. “Inundemos, bloqueemos, ocupemos y cerremos las instituciones que están lucrando con la crisis climática”, reza la página del grupo, que tiene una casilla para indicar si la persona está dispuesta a arriesgarse a ser arrestada. Un grupo que se autodenomina “Earth Quaker Action Team” realizará una puesta en escena de una investigación de las filiales del banco PNC en la ciudad de Nueva York por el delito de “interferir con el clima” debido a que el banco ha financiado proyectos de minería de carbón de remoción de la cima de la montaña.
Si bien la marcha por el clima del próximo domingo no incluirá discursos, ya que se trata de reunir al movimiento, el lunes, la autora Naomi Klein estará entre los oradores de las acciones que se realizarán en Wall Street. “Porque no tenemos líderes preocupados por el cambio climático reunidos en la ONU , es que la ONU solo ha logrado reunir fracasos. Y algunos de ellos ni siquiera asisten, como el Primer Ministro de mi país, Steven Harper, que es un delincuente climático tan grande que ha decidido saltearse todo el proceso y solamente aparece en las cenas después de la conferencia. Creo que el sentido de urgencia expresado en las calles se transmitirá y creo que será entonces que la gente lo llevará más lejos, lo llevará a quienes son realmente responsables de bloquear el avance. A muchas de las personas que están organizando ‘Flood Wall Street’ las conocí en el contexto de ‘Occupy Wall Street’ y entienden que nuestro sistema económico está sacrificando a la gente en nombre de las ganancias. Ya saben eso. Lo que nos dice el cambio climático es que esta misma lógica de lucro y crecimiento por encima de todo lo demás está sacrificando los propios sistemas vitales de los que todos dependemos. Y esa es una conexión evidente y hace que el movimiento tenga aún más urgencia. No se trata de un nuevo movimiento, son todos nuestros movimientos unidos”. El nuevo libro de Naomi Klein, titulado “Esto lo cambia todo: capitalismo vs. clima”, se publicó esta semana. Se trata de un llamamiento a la acción poderoso y apasionado que rompe con todos los esquemas. En el libro, la autora nos recuerda que: “El cambio climático lo cambia todo. Lo cambia todo porque si seguimos por el camino que estamos ahora, cambiará nuestro mundo físico a tal punto que será irreconocible. Aún es posible detener ese resultado catastrófico, pero eso implica cambiar todo nuestro sistema económico. La buena noticia es que, para mucha gente, ese sistema no está funcionando”.
El cambio climático lo cambia todo. Y por un breve período de tiempo, la naturaleza de ese cambio aún está en nuestras manos.
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Traducción al español del texto en inglés: Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

martes, 27 de mayo de 2014

UN DÍA CONTRA LOS AGROTÓXICOS

En 200 ciudades de 49 países se realizaron actividades en contra del modelo agroindustrial basado en agroquímicos y semillas transgénicas. El epicentro en la Argentina fue la ciudad de Malvinas Argentinas, en Córdoba.
“Jornada mundial contra Monsanto”, fue la consigna de la manifestación que se realizó el sábado en 200 ciudades de 49 países. Uno de los epicentros fue Malvinas Argentinas (Córdoba), donde acaba de conocerse un estudio que conmovió a la población y acentuó las críticas a la empresa y al modelo agropecuario: análisis de la Universidad de Buenos Aires confirmaron que los vecinos tienen agroquímicos en la sangre. La Asamblea de Vecinos Malvinas Lucha por la Vida exigió a las autoridades gubernamentales que realicen análisis a toda la población, reiteró el rechazo a la instalación de Monsanto en Córdoba y reclamó la prohibición de uso de agroquímicos a 2500 metros de las viviendas. También hubo actos contra la compañía en Rosario, La Plata, Paraná y ciudad de Buenos Aires.
Malvinas Argentinas es una localidad cordobesa ubicada a catorce kilómetros de la capital provincial. Desde 2012 cambió su tranquilidad por la llegada de la multinacional Monsanto, que planea instalar su mayor planta de Latinoamérica de tratamiento de semillas transgénicas.
En dos años se sucedieron media docena de represiones contra los vecinos que cuestionan a la empresa, un fallo judicial que frena la construcción de la obra, la negativa de la Secretaría de Ambiente de Córdoba al estudio de impacto ambiental de Monsanto y un bloqueo de ocho meses en los portones de la planta. También dos encuestas precisan que el 60 por ciento de los vecinos rechaza a la compañía.
Malvinas Argentinas está dentro de los pueblos fumigados de Argentina, rodeado por producción agrícola industrial. Desde 2012 exigen al intendente, Daniel Arzani, y al gobernador, José Manuel de la Sota, que realicen estudios sobre la población. Nunca obtuvieron respuesta.
También presentaron un proyecto de ordenanza en 2012 para restringir las fumigaciones a 2500 metros de las viviendas. Tampoco tuvo apoyo gubernamental.
La asamblea de Malvinas Argentinas y la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) dieron a conocer un estudio exploratorio realizado por el Centro de Asesoramiento Toxicológico Analítico (Cenatoxa) y la Cátedra de Toxicología y Química Legal (ambos de la Universidad de Buenos Aires). Analizaron la sangre de diez personas (seis adultos, cuatro niños). Los resultados confirmaron las sospechas: el 70 por ciento tiene agroquímicos en sangre.
El estudio demostró que la sangre de las personas tiene los plaguicidas Aldrin, Dieldrin, DDT y Beta HCH. “Incluso bajas dosis de estos plaguicidas pueden alterar el sistema hormonal y reducir las defensas del organismo. Las consecuencias sanitarias son más graves en mujeres embarazadas, en embriones y fetos en desarrollo y en recién nacidos y niños”, explicó Raúl Montenegro, de Funam.
Vanesa Sartori, de la asamblea de Malvinas, explicó que sólo realizaron diez estudios porque cada análisis tiene un valor de 1500 pesos y aclaró que no aparecieron agroquímicos actuales (como glifosato y endosulfan) porque no consiguieron un laboratorio que sí puede detectarlos. “La sensibilidad de los aparatos no detectan glifosato, y por eso exigimos a la intendencia y a la provincia que realizan estudios sobre una muestra amplia de la población. Estamos seguros de que aparecerán todos los agroquímicos que se usan en soja y maíz transgénico”, advirtió la asambleísta.
Sartori detalló que entre las personas con plaguicidas en sangre hay dos niñas. “Imaginate lo cruel que es saber que dos nenas tendrán toda su vida esos venenos en sangre y que incluso la misma situación les tocará a sus hijos”, lamentó Sartori y señaló otro caso, el de una vecina que vive en el centro del pueblo: “Si los vecinos de frente a la plaza principal tienen plaguicidas, estamos seguros de que cuanto más cerca de los campos agropecuarios, peor será la situación. Es urgente hacer los estudios, hay enorme preocupación porque todos nuestros hijos pueden tener venenos en sangre”.
Los vecinos solicitaron a las autoridades políticas la realización de estudios sobre muestras más grandes para establecer la presencia de agroquímicos en sangre, orina y leche materna. Y, sobre todo, exigieron la suspensión definitiva de las obras de Monsanto debido a la contaminación ya existente en la localidad. “Ya estamos enfermos, con veneno en sangre, la instalación de Monsanto será un desastre y agravará la situación”, afirmó Sartori.
Montenegro, que actuó como asesor técnico de la asamblea, explicó que todos los plaguicidas detectados están prohibidos y ya no se utilizan, pero persisten en el ambiente y en las personas. “Los transfieren a sus hijas e hijos las madres embarazadas a través de la placenta primero (embriones y fetos) y durante la lactancia después, e ingresan durante toda la vida de un individuo por inhalación de partículas de suelo y la ingesta de agua y alimentos contaminados”, señaló y detalló que al Beta HCH se lo asocia a las enfermedades de Parkinson y Alzheimer, el DDT es considerado “posible cancerígeno” por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) y el Dieldrin pueden alterar el sistema inmune.
En el marco de la Jornada mundial contra Monsanto, se realizó el jueves en Malvinas Argentinas una campaña de difusión sobre los análisis de agroquímicos en sangre. Los vecinos realizaron un corte informativo, una panfleteada casa por casa y una marcha hasta la municipalidad para exigir la cancelación definitiva del permiso de instalación de Monsanto.